En la actualidad, la cúrcuma es una planta muy popular como condimento en ciertos países asiáticos, sobre todo, en la India. ¿Conoces esta especia? Más allá de todas sus propiedades culinarias, lo cierto es que se trata de un potente remedio natural que era muy apreciado en la antigüedad. A lo largo de este artículo, te contaremos qué puede hacer por tu salud y cuál ha sido su evolución a lo largo de todos estos siglos. ¿Nos acompañas para descubrirlo?
Un viaje a través de la historia con la cúrcuma
La cúrcuma (Curcuma longa) es una planta que presenta una raíz muy similar al jengibre, de la cual se extrae la famosa especia. Esta presenta un fuerte sabor y un característico color dorado que se compara con el azafrán. De hecho, Marco Polo la describe en 1280 de la siguiente manera: “Una verdura que exhibe cualidades similares al azafrán”.
Sin embargo, para remontarnos a los orígenes de la cúrcuma, debemos viajar al año 2500 a.C., según han revelado unos hallazgos producidos en unas macetas de Nueva Delhi (India). En estos utensilios rudimentarios se encontraron restos de la propia cúrcuma, así como de jengibre y ajo, lo que demuestra su uso desde la antigüedad.
Aunque ha estado muy presente en la gastronomía, así como en la cosmética y como parte de los remedios naturales, no fue hasta el 500 a. C. que se estableció definitivamente como parte primordial de la medicina ayurvédica. Si te preguntas qué es esto, debes saber que no es más que un sistema de curación de la India basado en la medicina natural que se ha transmitido de generación en generación hasta nuestros días. Alguna de las cosas que asegura la Ayurveda sobre la cúrcuma son:
- En zumo: contribuye a curar contusiones y también heridas.
- En humo: inhalarlo sirve para aliviar la congestión nasal
- En pasta: se emplea para tratar múltiples problemas cutáneos como la varicela, la viruela, o, incluso, el herpes zóster.
Posteriormente, en el 700 d.C., aterrizó en China, y un siglo después, en el África oriental. Hasta el siglo XVIII no llegaría al Nuevo Mundo, concretamente, a la isla de Jamaica.
Actualmente, esta especie es mundialmente conocida por su papel gastronómico, aunque sus propiedades medicinales no son tan conocidas entre la población. Sin embargo, sí que han despertado el interés de la comunidad científica.
Aval científico en la actualidad
La cúrcuma parece que está ganando relevancia otra vez debido a sus importantes propiedades antiinflamatorias. Incluso hay estudios que comparan satisfactoriamente sus efectos con los del Ibuprofeno, solo que, a diferencia de este último, sin efectos tóxicos para el organismo. De este modo, esta especia es capaz de combatir la inflamación aguda, subaguda y crónica sin generar irritación gástrica, ni tampoco efectos negativos en el sistema nervioso central.
Esto se debe a la curcumina, un principio activo que, además de ser curativo, le proporciona ese color amarillo inconfundible. Entre sus beneficios podemos destacar los siguientes:
- Posee efectos antioxidantes que logran proteger las células sanas, sobre todo las del colon, de los agentes cancerígenos. Asimismo, favorece la eliminación de las células cancerosas mutadas para evitar su propagación a otras áreas del cuerpo.
- Es antiinflamatoria y analgésica. En consecuencia, resulta adecuada para favorecer el alivio de esguinces y la rigidez e hinchazón de las articulaciones propias del reuma o la artritis.
- Contribuye a controlar los niveles de colesterol y las enfermedades cardiovasculares.
- Cuenta con propiedades beneficiosas para el sistema respiratorio. En este sentido, ayuda a tratar el asma bronquial, la tos ferina, el catarro o la bronquitis.
- Promueve la reparación de tejidos y la curación de las heridas, procesos en los que la inflamación tiene un factor determinante. Por lo tanto, su utilización está recomendada para el tratamiento de cicatrices, fístula anal o cualquier otra dolencia que requiera de reparación tisular.
- Las personas con diabetes también pueden beneficiarse de la cúrcuma. Según ciertos estudios, parece ser que la curcumina es capaz de disminuir el nivel de azúcar en sangre y reducir las complicaciones asociadas a la diabetes mellitus. Se cree que esta acción antidiabética es el resultado de su acción sobre las células pancreáticas para estimular la producción de insulina.
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