Omega-3: efectos positivos para la salud científicamente demostrados

¿Necesitamos tomar omega-3? ¿Son reales sus efectos positivos y nos ayudan verdaderamente a mejorar nuestro bienestar, aliviando algunos síntomas de ciertas enfermedades? ¿En cuáles de ellas su aporte es eficaz? Los estudios científicos son cada vez más reveladores.

Naturaleza y realidad del omega-3

Omega-3 son un tipo de ácidos grasos poliinsaturados, de cadena larga. Especialmente, el DHA (docosahexaenoico) y el EPA (eicosapentaenoico), aunque también el ALA (alfa-linolénico) y el DPA (docosapentaenoico).

Se suelen localizar en grandes proporciones en los tejidos del pescado azul y en determinados mariscos. Además, proceden de ciertas fuentes vegetales, como el aceite de oliva y las nueces, la quinua o el tofu, entre otras.

Además, forma parte del producto Olimina 3, de Phytogen Medical Foods. En este caso, se combinan con curcumina e Hytolive para conseguir un resultado aún más beneficioso para la salud y el bienestar.

Desde los años 70 se ha venido investigando la relación de estos ácidos grasos con ciertas mejoras en deficiencias concretas de salud. Entre otras:

  • Problemas cardiovasculares.
  • Dolor de articulaciones.
  • Colesterol.

Se han llevado a cabo, desde entonces, estudios científicos que permiten avanzar en estos conocimientos. ¿Hasta qué punto genera este omega-3 verdaderas mejoras en las personas afectadas?

Estudios científicos sobre los efectos del omega-3

Poco a poco, se van constatando los principales efectos beneficiosos asociados a estos ácidos grasos n-3.

Influencia en los problemas cardiovasculares

El DHA y el EPA cuentan con propiedades antiinflamatorias y se vienen asociando a un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Un reciente estudio demostró que, en individuos sanos, la concentración de ácidos grasos n-3 en plasma es inversamente proporcional a la concentración de hs-CRP.

Los resultados fueron más allá. El uso de estos suplementos mejora el perfil de riesgo cardiovascular en los sujetos con síndrome metabólico. Es decir, reduce el síndrome metabólico al afectar sobre el peso, el perfil lipídico, la presión arterial sistólica, los marcadores de inflamación y la autoinmunidad.

Adicionalmente, en otros estudios efectuados se ha llegado también a estas conclusiones:

  • Hacen descender el nivel de triglicéridos.
  • Mejoran ligeramente el nivel de colesterol bueno (HDL), lo cual siempre es positivo para reducir los problemas cardiovasculares.
  • Sin embargo, también aumentan un poco el nivel de colesterol malo (LDL).
  • No logran disminuir la presión arterial.

Relación con el colesterol

¿Te va a venir bien tomar ácidos grasos n-3 para regular tu colesterol? Acabamos de mencionar que ayudan a incrementar el bueno, pero también elevan ligeramente el malo.

Se han realizado, en este sentido, comprobaciones sobre sus efectos en el receptor que controla el metabolismo del colesterol (SREBP-1). Las primeras lecturas apuntan en una dirección positiva, aunque todavía es preciso realizar nuevas verificaciones.

Estos ácidos grasos omega-3 se reparten por todo el organismo. Tanto es así que modifican las células y determinadas funciones de su membrana plástica. Entre otros procesos fisiológicos beneficiados en el cuerpo humano se produce el mantenimiento de los niveles de colesterol en sangre dentro de parámetros normales.

Consecuencias en procesos inflamatorios

Las investigaciones realizadas asocian estos ácidos grasos a mejoras en diabetes mellitus tipo 2, lupus eritematoso, arterioesclerosis, cáncer, síndrome metabólico, hiperlipidemia… Es decir, en enfermedades relacionadas con estados de inflamación. De hecho, se recomienda su uso como coadyuvante en las terapias aplicadas.

Asimismo, los análisis realizados con animales sugieren un efecto positivo en la reducción del hígado graso. Los trabajos científicos con personas todavía están en etapas experimentales, por lo que estos resultados no son completamente concluyentes.

Acción en el sistema nervioso

Otra vía muy estimulante de investigación se centra en esta línea, sobre todo en los estadios iniciales del desarrollo humano. Incrementar el omega-3 en las membranas deriva en la activación adicional de ciertas funciones cerebrales. Se ha comprobado durante la gestación y en los meses iniciales de vida.

En concreto, se documentan estos desarrollos superiores:

  • Coordinación.
  • Memoria.
  • Tamaño mayor del neonato.
  • Superior circunferencia de la cabeza en el recién nacido.
  • Funciones motoras.
  • Aprendizaje y recursos individuales utilizados.
  • Agudeza visual.
  • Prevención de alergias y enfermedades autoinmunes.

Acción sobre el dolor de las articulaciones

Nuevas revisiones de estudios en el Reino Unido han establecido una conexión entre el consumo de ácidos grasos n-3 y mejoras en estos problemas. En concreto, la disminución de la inflamación y el dolor articular en pacientes afectados por artritis reumatoide.

Se realizaron 23 ensayos aleatorios controlados, documentados por Miles E. A. y Calder P. C. Tras su evaluación, se apreciaron tres consecuencias evidentes:

  1. Descenso de la producción de mediadores inflamatorios.
  2. Contribución a la generación de moléculas menos inflamatorias.
  3. Ayuda a la aparición de moléculas capaces de combatir la inflamación.

Llegados a este punto, podemos afirmar que los ácidos omega-3 aportan efectos positivos para la salud. En ningún caso cabe hablar de prevenir o tratar enfermedades con ellos. Sin embargo, sí son capaces de generar alivio y mejoras que se han comprobado por los estudios científicos realizados. ¡Infórmate sobre las ventajas de Olimina 3, de Phytogen Medical Foods!

 

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